sábado, 15 de octubre de 2011

AVENIDA QUINTA 20: una obra abierta

Avenida Quinta nº 20, finca enclavada en La Ciudad Pegaso, unidad residencial ligada a la fábrica de automoción. Data de los años 60, sirviendo de vivienda a los trabajadores de la fábrica, situada en las cercanías. Se trata de un bloque de viviendas de cinco alturas, con la cota de entrada desde la calle desplazada media planta, dejando la inferior semienterrada, constituyendo el zócalo del edificio. En cada planta se sitúan cuatro viviendas, que conforman un bloque en H, donde cada vivienda disfruta de dos orientaciones distintas. Arquitectura racionalista resolviendo la vivienda social y definiendo la configuración del crecimiento de la nueva ciudad. Pero del análisis urbanístico ya habrá tiempo, espero.


Se trata de una obra de "rehabilitación integral", donde tocamos todos los elementos constructivos del edificio, desde la cimentación a la cubierta, pasando por la actualización de buena parte de las instalaciones.


Se aisla térmicamente tanto las fachadas como la cubierta. En fachada se instala mediante aislante rígido, tipo poliestireno expandido, como base del revestimiento. En la zona de las cocinas, se monta una chapa miniónda de acero, lacada en los colores originales del edificio: azul al norte, amarillo al sur.  




En esta foto mostramos el aspecto inicial de la edificación, antes de intervenir. Se ha procurado ordenar el caos de tubos, rejillas y cables. Aun que el concepto de "integral" parezca muy rotundo, las intervenciones suelen estar muy condicionadas por la idiosincracia de los vecinos. 


Al edificio hubo que recalzarle una de las alas de la "H", correspondiendo con la zona de la cimentación que menos carga soportaba. Se bajo la cota de la cimentación mediante bataches de hormigón con un denso armado de redondos de acero. Se evitó utilizar técnicas aparentemente más tecnológicas como el micropilotaje, pues consideramos técnicas menos controlables y más aleatorias en sus resultados. La cimentación se recalculó según las acciones con las que se calculó inicialmente. De no ser así, la obra se habría convertido en un recalce masivo de todo el edificio, con un coste económico implanteable.


Se vertió una solera en toda la planta baja, erponiendo todo el saneamiento horizontal. De este modo han quedado solucionada la humedad que sufrían las cuatro viviendas inferiores. En todo el perímetro del edificio, se contruyó una zanja de drenaje, impermeabilizando los muros hasta el arranque del hormigón. Las aguas fecales se llevaron por el exterior, como si de una instalacion colgada se tratara. Los registros se raelizan sin arquetas, con piezas roscadas accesibles en los pies de bajante y en los encuentros con las pluviales.




La cubierta se desmontó en su totalidad, respetando las normas de la manipulación del "amianto cemento". Afortuandamente, no hubo que explicar nada en relación a la toxicidad del material, sino que directamente los vecinos pidieron que se reciclara según la norma. Estos días atrás ha fallecido un trabajador de la planta de Uralita en Getafe, por la exposición durante años a la fibra del asbesto. Esperemos que sea el último.



La cubierta se aisló mediante mantas de lana de roca, extendidas entre los tabiquillos palomeros. Se sustituyeron todas las limas y canalones de la finca.


En estos días se están terminando los trabajos de reparación de desperfectos en el interior de las viviendas, para que una vez terminada la obra, los futuros desperfectos queden datados. Con la finalización de los exteriores y el portal, completaremos la actual entrada.