domingo, 10 de febrero de 2013

Humedad por condensación: la pena negra de las viviendas.

La situación se me repite una y otra vez. Unas veces la llamada es de una administradora que no sabe como poner orden en una comunidad, otras de un presidente que soporta las repetidas protestas de alguna vecina. En este caso son unos amigos que viven en un edificio de los años 60: construcción económica, con un mantenimiento ni malo, ni bueno, voluntarioso cuanto menos, con repetidas reparaciones económicas y sin criterio técnico.

"Al ruin y la pobre, todo le sale doble".

¿Y de qué problema estamos tratando?

De viviendas que sufre humedad por condensación en el interior de sus habitaciones.



Los desperfectos suelen ser manchas negruzcas, con puntitos, manchas ó incluso mohos peludos. Suelen situarse indefectiblemente en las habitaciones de las viviendas, en los dormitorios. Según las distribuciones de las viviendas sociales de los años 60, constituidas mayoritariamente por dos crujías, pasillo ó distribuidor al centro, con acceso desde el salón y paso a dos ó tres dormitorios. Como suelen ser edificios en pastillas longitudinales, los dormitorios se sitúan en el lateral estrecho del rectángulo, ocupando el testero libre del edificio. Estas fachadas laterales aparecen desnudas hacia el exterior, sobre las que azotan el frío y la lluvia en invierno. En las esquinas de las habitaciones suelen apararecer las dichosas manchas, ya sea en al parte inferior en las viviendas de planta baja, ó en las esquinas superiores, junto al techo en las viviendad últimas ó áticos. La primera protesta por parte del vecino se debe a entender que la fachada lateral está dejando pasar agua de lluvia, y que el problema es de la comunidad de vecinos, exigiendo que se le arregle. Al obserbar el aspecto exterior del muro, empieza las dudas si no podrán venir del exterior, pues lo habitual es encontrar un ladrillo a cara vista, con una esfoliación superficial importante, y con los pasos de los forjados resueltos mediante soluciones de albañilería de poca efectividad constructiva y mucho menos térmica.

Y como si de un juez se tratase, se nos obliga a juzgar si el agua viene de fuera ó se genera de otro modo: ¿quién es el cumplable, el edifico mal mantenido y envejecido, ó acaso es humedad por condensación?

Pues si, la mayor parte de las veces es condensación, pero ayudada en cierta manera por el mal estado del cerramiento. Por lo tanto, ¿quién paga la reparación? Esta es casi habitualmente la pregunta que los litigantes desean escuchar.

Pero de momento no hemos explicado en qué consiste la humedad por condensación en el interior de las viviendas. Se trata de la transformación del vapor de agua que hay en el ambiente interior en agua líquida, y esta transformación se efectúa en la superficie más fría de toda la habitación. Los puntos críticos son los cristales de las ventanas y las esquinas de las habitaciones. Si encontramos una cama apoyada contra la pared, este será otro punto habitual. 

Y si la humedad no entra de fuera a dentro, ¿cómo se genera? Pues básicamente con la propia vida que se desarrolla en el interior de la vivienda. Una vivienda vacía, nunca tiene condensación, pues no habrá nada que respire ó que expulse vapor de agua en su interior.



Para acabar con la condensación, deberemos limitar las fuentes de calor que porduzca combustión y por tanto vapor de agua. Nada de estufas de gas, parafina u otros combustibles hidrocarburos. Olvidarnos de cocinar comidas que produzcan vapor de agua, y nada de ollas expres. La ropa no se secará en el interior de las estancias. Se suprimirán los humidificadores, aunque seamos asmáticos ó bronquíticos. Y por supuesto, nada de altas ocupaciones, familias pequeñas, parejas ó mejor vivir sóla. En cuanto a las decoraciones, nada de revestimientos de poro cerrado como las pinturas plásticas, que forman láminas tersas donde se licúa mejor el agua. Y por supusto, ventilar mucho las viviendas.

Cualquiera que lea estas recomendaciones entenderá que el vivir en familia, con niños pequeños ó ancianos, y haciendo un uso intenso de la vivienda "provoca condensación". Efectivamente, diríamos que la vida que se pretende llevar a cabo en el interior de cada una de nuestras viviendas "provoca condensación".

¿Pero a caso somos culpables de ello? Entendemos que culplables no, pero si entendemos los mecanismos del fenómeno, tal vez tomemos decisiones correctas para solucionar el problema.

Deberos aumentar la humedad de la pared fría con la instalación de un aislante térmico. En el caso de las ventanas mejoraremos la situación con la instalación de carpinterías con capacidad térmica de aislamiento y con cristales dobles que eviten el salto térmico entre fuera y dentro. Estas dos medidas deberán complementarse con un sistema de ventilación que evacúe el aire viciado del inteior de la vivienda.

Aislamiento y ventilación, acciones esenciales.

Pero ojo con las obras previas que haya sufrido el edificio. Habrá que evitar los revestimientos impermeables por las caras exteriores de los cerramientos: barreras de vapor de agua por las caras frías. Si nuestro muro ha sido impermeabilizado por el exterior, ya sea con barnices ó pinturas de poro cerrado, ó se trata de una cubierta repleta de telas asfálticas y pinturas de caucho líquido que hayan cerrado las ventilaciones de las cámaras, se nos provocará humedad en el interior del las capas intermedias de la pared ó de la cubierta: humedad intersticial.

Los aislantes los colocaremos por el exterior y que no puedan absorber humedad. En caso de situarlos por el interior, utilizaremos soluciones de cámaras ventiladas, ya sea a modo de fachadas modernas transventiladas ó azoteas tradicionales "a la catalana" con cámaras interiores.



Esta semana nos surge otro caso semejante, con algunas características muy interesantes. Se trata de un edificio que rehabilitamos hace unos años. El muro es de ladrillo cara vista, con una característica muy curiosa. Está aparejado a tizones, pero es un muro de medio pie, donde las piezas están cortadas por la mitad. Tan sólo se conservan enteros las dos hiladas de apoyo en el canto del forjado, dando estabilidad a la hoja exterior. El muro carece de aislantes térmicos, pues se trata de una edificación de los años 60. Su capacidad de aislamiento se resuelve con una cámara de aire tan ancha como los pilares de hormigón. Este modo de construir suele ser habitual en edificio previos al desarrollo industrial de la época autárquica. Pero sus grosores son tales, que resulta una tentación su demolición e incorporación en el interior de la vivienda. Este parece ser el caso, pues al interior nos encontramos con un trasdosado de pladur, interrumpido en el apoyo del ladrillo. En la parte inferior la hoja de ladrillo exterior y el padur se encuentra en contacto, provocando un "puente térmico" que se marca con una marca de moho negro en toda su longitud.



Al apartar los muebles que ocultan la pared, aparecen las manchas en la pintura, y el barniz del parquet empieza a sufrir. En esta vivienda se dan la conjunción de varias circunstancias que empeoran el proceso. La vivienda ha sido pintada recientemente con pintura plástica, eliminando la capacidad higroscópica del yeso. Las carpinterías han sido sustituidas recientemente, mejorando ostensiblemente su estanquiedad, con la utilización de una perfilería de rotura de puente térmico de alta calidad. Carpintería absolutamente estanca al aire, sin entrada de aire por filtración, y por tanto sin renovación de aire. En los radiadores encontramos humidificadores que mantienen un grado de humedad muy  agradable para las fosas respiratorias y para favorecer la aparición de manchas. Una suma de circunstancias que hacen proliferar las manchas. Como primera recomendación, instalar un higrómetro y termómetro en el interior de la vivienda, y hacerle un seguimiento al ambiente interior. Para bajar el porcentaje de vapor de agua, habrá que ventilar ó subir la temperatura interior. No estaría de más aislar por la cara interior, para lo cual habrá que rehacer la cámara. La utiización de un extractor en el aseo, mejorará las condiciones interiores.