domingo, 1 de septiembre de 2013

TABLERO FENÓLICO: ¿tablero de exteriores?



Tablero fenólico, “tablero prodema”, es un tipo de tablero apropiado para ser utilizado en exteriores y que ha invadido el mundo de la obra de arquitectura de diseño en las últimas dos décadas. Cada uno cuenta la historia a su modo, y en este caso fijo el inicio de este material en la “Expo del 92” en Sevilla, con el pabellón de Castilla-La Mancha de Manuel de Las Casas. Una folie temporal recubierta de una chapa continua de acero cortén, acero autoprotegido, el mismo que Sainz de Oíza utilizara en el Banco de Bilbao en Madrid. Pero cuando te aproximas, lo que se percata el visitante es que no chorrea óxido, y su aspecto es de mayor ligereza. No se suelda, no se corta con soplete, tan sólo se necesita sierras de madera y discos de corte para aluminio. La carpintería de madera en las fachadas, y sin tener que preocuparte de su mantenimiento; no se barniza, no se aceita, y si es preciso, se lava a presión, y ya está. Su aspecto es soberbio, permitiendo todas las fantasías geométricas que seas capaz de imaginar. Ya Alejandro de La Sota hablaba de una edificación hecha y ejecutada por operarios mecánicos, montadores, para la ejecución de su Casa de Correos en León. En este caso revistió todo su contorno con “panel Robertson” color León, ese color de las mieses de trigo doradas.
La primera vez que me fijo en este tablero es en el Colegio de Médicos, en la calle Atocha de Madrid. Entre dos de los bloques del antiguo hospital de San Carlos, el callejón entre ambos se cierra con dos puertas en forma de lágrima, ó media flecha, con una superficie en forma de rombos y una textura cuasi metálica. El paso del tiempo le va mimetizando, y actualmente parecería una fundición ligera, ó una chapa gravada. Es el tablero utilizado originalmente en los contenedores de camiones para resolver el suelo de su interior.
Pero el fabricante nos muestra una variedad de tableros que nos enamora, dejándonos con la boca abierta. Podemos hacer edificios enteros como cajas de puros, con una madera tostada cercana al cerezo. Y por qué no, fachadas completas forradas de láminas de madera de abedul, ó de fresno, ó de laminados de todos los colores que se nos antojen. Mezcla de acero inoxidable, de chapas galvanizadas, aristas cortantes y planos tersos. ¡No hay revoco liso lavado, ni chapado de piedra que asemeje el aspecto de este material!

¡Fantástico!

Y la obra oficial se vuelca con él. No hay ciudad universitaria, red hospitalaria, mediateca, ludoteca, centro cívico ó casa de la juventud que se precie sin su “prodema”. 



Se montan fachadas a “tutti plen”, y cada vez descubres un nuevo modo de trabajar el material que no aparecen en los manuales de montaje de los nuevos fabricantes.
Pero tras el verano llega el invierno, y después otro verano con sus calores, y nuevamente el invierno y sus rigores térmicos. Y el tablero al aire todo el día. Un día me encuentro con mi compañero de clase Agustín Lloldi, que está promoviendo unas viviendas de alta dignidad proyectual en El Escorial, y me dice que de emplear materiales de este tipo nada de nada, que son tableros de interiores, y que hay que dejar pasar el tiempo para ver como envejecen.

Pero se equivoca, no hay que esperar nada, ya se están deteriorando a marchas forzadas. Las piezas de zócalo, ó de huecos de ventanas, se empiezan a oscurecer y otras a alabearse. ¿Será el montaje y las subcontratas? El tablero no puede fallar, pues lo han testado en laboratorio y aguanta tres vidas de Matusalén sin inmutarse. ¿Lo atacará los rayos ultravioletas? ¿Y le afectará la humedad ambiente? ¿Pero no son de exteriores? 

Vamos a pasar a las imágenes.




Aquí tenemos el Tanatorio de Logroño, con su tablero acabado en aspecto de roble norteño.



El tablero está atornillado mediante tornillos de cabeza Thor sobre rastreles de tablero aglomerado claveteados a un ladrillo tosco. 







Como se puede apreciar, la junta del tablero estaba sellada con algo que parece “Sika flex” negro, masilla acrílica, que ha dejado pasar el agua y empaparse el rastrel. Una auténtica guarrada. ¿Quién se ha ahorrado el dinero del montaje? Pero, ojo, que el tablero también se ha portado estupendamente. Inicialmente no era color ceniza, no, era una lámina magnífica de roble americano, aunque parezca mentira.  

Pero hay otros ejemplos relevantes, y ya que estamos en Logroño, vamos al edificio politécnico de la Universidad de La Rioja:






























Pero, ¿no era de exteriores?

Seguiremos.