Gracias".
Estimada Marta: creo que en estos casos lo mejor es
buscar un arquitecto, que como todo el mundo sabe, nos dedicamos casi
exclusivamente a mediar en este tipo de enredos.
Primero;
habrá que dictaminar de dónde viene el agua que se filtra y le mancha su techo.
Segundo;
buscaremos una solución a la gotera que sea acorde con las circunstancias y los
daños. Una solución que no sea levantar toda la cubierta y echarla abajo, pero
que tampoco sea una chapuza que dure hasta la próxima tormenta. (Fíjese la
amplitud del intervalo que proponemos, y la diversidad de soluciones que puede
haber).
Tercero;
buscaremos un constructor que nos pueda hacer el trabajo que se le solicita, no
otro distinto que él ofrezca, sino el que se ha decidido con el consenso de los
implicados, vecinos afectados y comunidad de propietarios.
Cuarto;
controlaremos la obra que se ha contratado, incluido las pruebas finales para
ver que ya no sigue entrando agua.
Quinto;
posteriormente, se repararán los daños causados en las viviendas ó zonas
comunes del interior del edificio.
Sexto;
en caso que los afectados quieran hacer alguna mejora en las zonas a reparar, se
le facilitará por parte de la comunidad de propietarios que lo pueda hacer con
la constructora contratada, ó valorar el coste de la reparación y de la mejora
y que busque quién se lo realice.
¿Y
quién paga todo esto?
Pues cada uno lo suyo: el propietario de la cubierta
deteriorada su parte, así como los desperfectos de la vivienda afectada. Y si
hay mejora en la reparación, le tocará pagarla a usted como dueña de la
vivienda deteriorada.
En todo esto intervienen las compañías de seguros, tanto de
la comunidad de propietarios como del seguro que tenga contratado en su
vivienda, que básicamente deberán dar servicio a cada uno de sus abonados.
Le agradezco su correo, pues me soluciona una entrada en
el blog, que lo tenía un poco abandonado.
NOTA:
¿cuándo se van a dar cuenta las comunidades de propietarios que necesitan tener
un técnico de confianza para todos estos pequeños problemas? Un “arquitecto de
cabecera”, bueno ó un aparejador, que también ellos tienen derecho a vivir de
su trabajo.
Félix.