Buscaremos toda la información previa que nos brinde la normativa urbanística, siendo de importancia el saber si el edificio está recogido en el Catálogo de edificios protegidos. Si el edificio está protegido ó se interviene en cimentación y estructura, se requerirá de un proyecto de arquitecto. En caso contrario, un aparejador podrá encargarse de los trabajos posteriores de subsanación de las deficiencias.
La información gráfica sobre el edficio, nos facilitará el trabajo de inspección, no enfrentándonos a él sin datos previos de su configuración.
Visitaremos la finca, intentando planificar la visita de un modo ordenado, atendiendo a los cuatro capítulos que el Acta de inspección recoge, que son:
- Cimentación y estructura.
- Fachadas, patios y medianeras.
- Cubiertas.
- Saneamiento horizontal y agua potable.
A continuación revisaremos el estado de las fachadas del edificio, tanto las exteriores como la de patios y medianeras. Es habitual inspeccionar los paños verticales desde la calle y desde las ventanas que dan a ellos. Verificaremos que no haya ningún elemento que pueda caer a la vía pública. Si fuera así, tendríamos que evaluar la gravedad, desde recoger en el Acta de inspección la necesidad de adoptar medidas de seguridad, comunicar al ayuntamiento su instalación inmediata ó llegado el caso, avisar a los bomberos, para que actúen de emergencia.
Para revisar las cubiertas, nos tendrán que facilitar el acceso a las terrazas ó a los tejados de la finca. Para estas labores recurriremos a nuestra esperiencia con las alturas, recurriendo a nuestra buena forma física y nuestra carencia de vértigo. Aún así, es recomendable no inspeccionar más allá de lo que podamos ver sin ponernos en peligro. Sería casi cómico tener un accidente en medio de una inspección. La revisión de las viviendas de última planta, nos puede dar información de la existencia ó no de goteras.
Para inspeccionar el saneamiento horizontal y el agua potable, es posible que necesitemos recurrir a la participación de un pocero. Si la finca vierte a galerías profundas, habrá que bajar a los pozos y ver el estado de estos. Para detectar irreguleridades en la evacuación, podemos recurrir a la supervisión de las instalaciones superficiales, como arquetas de pie de bajante ó sumideros de patios. La aparición de humedad en el arranque de los muros, será signo inequívoco de roturas ó atascos. Un buen informe fotográfico realizado por una empresa de pocería sería algo que toda finca debería ralizar con cierta periodicidad, y que mejor aportunidad que el momento de realizar la I.T.E. de la finca.
Con los datos recogidos en la inspección, elaboraremos el Acta de Inspección, que después de ser visada por el colegio profesional, se llevará a registrar a las dependencias municipales. Desaconsejamos la posible entrega de actas sin visar, que pueden abrir la puerta a irregularidades en su tramitación. El Acta debe ser firmada por un técnico, con nombre, apellidos y número de colegiado, y supervisado por su colegio profesional. Los técnicos, que se supone que sabemos de construcción, somos los arquitectos y los aparejadores, con sus nuevas designaciones de arquitecto técnico ó ingeniero en construcción. Hay otros técnicos con capacidad legal para hacer las inspecciones, pero entiendo que su formación es otra.
Una última recomendación a las comunidades de propietarios, mantener archivados todos los documentos relacionados con las obras del edificio, y a ser posible, recurrir al mismo técnico para las futuras inspecciones u obras, como si se tratara del técnico de cabecera del edificio.